La hepatitis autoinmune (HAI) es una enfermedad hepática inflamatoria crónica cada vez más reconocida, con una incidencia global en aumento. La presentación clínica varía desde casos asintomáticos hasta síntomas de insuficiencia hepática aguda (ictericia, dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen). El diagnóstico se basa en hallazgos serológicos característicos, niveles elevados de IgG y evidencia histológica de hepatitis de interfase. El consenso reciente se aleja de marcadores tradicionales como la emperipolesis y las rosetas. El reconocimiento temprano es crucial dado el alto riesgo de mortalidad sin tratamiento. El tratamiento estándar con corticosteroides y azatioprina logra una respuesta bioquímica completa en la mayoría de los pacientes. Los síndromes de solapamiento presentan desafíos diagnósticos y terapéuticos adicionales que requieren atención especializada.
Última actualización: Jun 3, 2025
Epidemiología
Etiología
Asociada con otras afecciones autoinmunes (e.g., tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Graves, diabetes mellitus, artritis reumatoide, enfermedad celíaca, síndrome de Sjogren)
La hepatitis autoinmune es un diagnóstico diferencial para cualquier paciente que presente al menos uno de los siguientes:
La hepatitis autoinmune es un diagnóstico de exclusión, por lo que el primer paso es descartar una infección viral, medicamentos, causas metabólicas o genéticas.
Histología de la hepatitis autoinmune en un individuo con infección aguda por virus de la hepatitis E
Imagen: “pone-0085330-g002” por Sven Pischke et al. Licencia: CC BY 4.0Las siguientes condiciones son diagnósticos diferenciales de la hepatitis autoinmune:
La hepatitis autoinmune puede solaparse con otras enfermedades hepáticas autoinmunes, lo que genera desafíos diagnósticos y terapéuticos: