La intolerancia a la lactosa describe una constelación de síntomas debido a la deficiencia de lactasa, la enzima ubicada en el borde en cepillo de las células de adsorción en el intestino delgado. La lactosa es el disacárido presente en la leche y requiere hidrólisis por lactasa para descomponerla en sus 2 constituyentes absorbibles, glucosa y galactosa. La intolerancia a la lactosa generalmente se presenta con hinchazón, calambres abdominales, diarrea y flatulencia. El diagnóstico de intolerancia a la lactosa se puede sospechar clínicamente con base en los síntomas después del consumo de una comida que contiene lactosa. La prueba más utilizada para la confirmación del diagnóstico es la prueba del aliento con hidrógeno de lactosa. El objetivo del tratamiento es eliminar los síntomas mientras se mantiene una ingesta suficiente de calcio y vitamina D. Siempre se deben buscar diagnósticos alternativos a la intolerancia a la lactosa, ya que muchas personas atribuyen erróneamente sus síntomas a la intolerancia a la lactosa.
Última actualización: 7 Abr, 2022
Considere un diagnóstico de intolerancia a la lactosa si los síntomas típicos ocurren pocas horas después de la ingestión de una comida que contiene lactosa y se resuelven después de 5–7 días.
Nota: Las pruebas para deficiencia de lactasa por si solas no confirman intolerancia a la lactosa a menos que los síntomas también sean provocados por la carga de lactosa.
Considere siempre las posibles causas secundarias de deficiencia de lactasa al hacer el diagnóstico:
Tratar el trastorno primario. Pueden pasar meses hasta que la actividad normal de la lactasa vuelva a la normalidad.