La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se asocia a la hiperreactividad capilar. Esta afección se observa predominantemente en mujeres de mediana edad, y es más común en pacientes de piel clara. Los pacientes pueden presentar eritema facial, enrojecimiento, telangiectasias, pápulas, pústulas, nódulos y manifestaciones oculares. El diagnóstico es clínico. El tratamiento incluye evitar los factores desencadenantes, un cuidado suave de la piel, antibióticos tópicos (y/o orales) y terapias con láser (o quirúrgicas).
Última actualización: Abr 20, 2022
No se conoce la etiología exacta, pero lo siguiente puede estar asociado a la rosácea:
Se desconoce el mecanismo exacto. Se han propuesto dos teorías:
La rosácea puede presentarse como uno de cuatro subtipos clínicos. Estos subtipos no son mutuamente excluyentes, y los pacientes pueden tener características de múltiples subtipos con síntomas variables a lo largo del tiempo.
Hallazgos cutáneos de la rosácea:
Se observa eritema y telangiectasias en las mejillas, la zona nasolabial y la nariz. Pueden observarse pápulas y pústulas inflamatorias sobre la nariz. La ausencia de comedones es una herramienta útil para distinguir la rosácea del acné vulgar.
El rinofima como manifestación de la rosácea:
Se observa una nariz agrandada y bulbosa debido al engrosamiento de la piel y de las glándulas sebáceas que da lugar a contornos cutáneos nodulares.
Hallazgos cutáneos de la rosácea papulopustulosa:
Se observan eritema, pápulas y pústulas en la cara.
La rosácea es un diagnóstico clínico.
Criterios de diagnóstico (por el National Rosacea Society Expert Committee):