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Los estereotipos son ideas demasiado simplificadas sobre grupos de personas, basadas en características, y pueden incluir la raza, el género, la orientación sexual o la religión. Los estereotipos pueden tener connotaciones tanto positivas como negativas. Los prejuicios son pensamientos, actitudes y sentimientos sobre un grupo que no se basan en la experiencia real. Las emociones y la cognición contribuyen al prejuicio. Las actitudes y creencias que influyen en los comportamientos o acciones dan lugar a lo que se conoce como discriminación. La discriminación tiene multitud de efectos en las personas afectadas, incluida la forma en que expresan sus emociones, interactúan con la sociedad y se perciben a sí mismas.
Última actualización: Ago 24, 2022
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Prejuzgar o formarse una opinión antes de conocer los hechos relevantes de un caso se conoce como prejuicio. Los prejuicios suelen referirse a opiniones preconcebidas hacia un determinado grupo social.
El sesgo es la inclinación (a favor o en contra) hacia una persona, objeto o idea.
Los estereotipos son ideas demasiado simplificadas sobre grupos de personas, basadas en características. Pueden tener connotaciones tanto positivas como negativas e incluyen lo siguiente:
Hay tres procesos principales que contribuyen a los prejuicios.
El poder se define como la capacidad de controlar el comportamiento de los demás y puede dividirse en las siguientes 3 categorías:
El segundo proceso que contribuye al prejuicio es el prestigio, que se refiere a la reputación o el respeto. Por ejemplo, las personas con determinadas profesiones, como los médicos o los abogados, pueden tener más prestigio.
El tercer proceso es la clase, que se refiere a un conjunto de personas de estatus social similar (a menudo determinado por factores como los ingresos, la educación y la ocupación). Los individuos pueden clasificarse en clase baja, media o alta. Las personas de la clase baja pueden ser percibidas como perezosas y pobres; sin embargo, las de la clase alta pueden ser percibidas como «trabajadoras», que merecen su riqueza.
Las emociones se consideran respuestas a la evaluación o valoración cognitiva. Las valoraciones se definen como un método de percepción de acontecimientos o personas basado en temas evolutivos significativos, como enfermedad, pérdida y ataque. Las valoraciones también están en sintonía con problemas morales/sociales como la codicia, la impureza y la injusticia. Por ejemplo, la valoración de un individuo que se comporta de forma irresponsable, injusta o perezosa tiende a provocar ira.
Las personas toman decisiones basándose en la información y los conocimientos que están más rápidamente disponibles. En otras palabras, la mayoría de los juicios se hacen en función de la heurística de disponibilidad.
Por ejemplo, en la República Checa, la mayoría de los debates sobre la población gitana se centran en el alto índice de delincuencia y la pobreza estereotipada del grupo. Basándose en el sesgo cognitivo, una empresa teórica podría decidir no contratar a miembros de la población gitana aunque no tenga ninguna experiencia de primera mano con esa población.
El estigma social se define como el descrédito y la desaprobación extremos de un individuo por parte de la sociedad. Las dos formas son el estigma social y el autoestigma.
El estigma social incluye conceptos como el prejuicio, la discriminación y los estereotipos. El estigma social y sus componentes se ven afectados por el contexto sociopolítico y pueden variar en función de este. Las características/situaciones en las que los individuos suelen experimentar estigma social incluyen los siguientes aspectos:
Por ejemplo, muchas personas pueden creer erróneamente que los individuos con trastornos mentales son violentos. Esta creencia se considera un estereotipo, ya que implica una cognición que se generaliza a un grupo de personas o población. El prejuicio entraría en juego si esta cognición o creencia conduce a un afecto o emoción negativa (e.g., si se tiene miedo de las personas con trastornos mentales). Por último, si estos prejuicios y estereotipos conducen a un cambio en nuestro comportamiento, se produce lo que se conoce como discriminación (e.g., si se tiene miedo a las personas con trastornos de salud mental, es posible que no se quiera contratarlas o vivir cerca de ellas).
Las experiencias discriminatorias, los prejuicios y los estereotipos negativos pueden ser interiorizados por los individuos. Estos individuos pueden empezar a sentir la necesidad de evitar interactuar con la sociedad o pueden sentirse rechazados por la propia sociedad.
Por ejemplo, una persona diagnosticada de SIDA puede negar que tiene la enfermedad y evitar buscar atención médica debido al estigma negativo asociado al SIDA. Además, puede desarrollar problemas de salud mental como la depresión.
El efecto Pigmalión (profecía autocumplida) se caracteriza por los estereotipos que conducen a comportamientos que afirman el estereotipo/creencias originales. Por ejemplo, si se percibe a un estudiante como inteligente y con posibilidades de éxito, los profesores pueden prestarle más atención y recursos, mejorando así su rendimiento y sus posibilidades de éxito.
La amenaza del estereotipo se refiere a un temor autocumplido de que uno corre el riesgo de confirmar los estereotipos negativos. Un estudio de Spencer, Steele y Quinn (1999) ilustró esta amenaza examinando los estereotipos en matemáticas avanzadas y el género («las mujeres son menos hábiles en matemáticas que los hombres»). Descubrieron que el rendimiento de las mujeres en matemáticas estaba directamente influenciado por el precondicionamiento. Las mujeres obtuvieron mejores resultados en un examen de matemáticas cuando se les dijo que no había hombres inscritos en la prueba, frente a cuando se les informó de que los hombres también participaban en la prueba.